Odín, el más peligroso de los AEsir

Ésta es mi primer entrada de mi diario como Viajero de los Nueve Mundos. Iré relatando experiencias, contactos y opiniones sobre mi vida como mago.


En más de una ocasión se me ha dicho que no me acerque demasiado al Allfather, título que recibe Odín en la tradición nórdica como padre de los demás AEsir. Las razones han sido varias, y todas más que justificadas, pero como dicen, la curiosidad mató al gato, y mi curiosidad a veces es demasiado desmedida:

1)      Odín tiene una franca relación tensa con los Hijos de Hel, como la tienen la mayoría de los AEsir con Madre. Por eso, ya sea para evitar conflictos directos con el Allfather, o con la propia Hel, siendo esto último totalmente desaconsejable, es que se tiende a evitar el contacto. Por eso, si se procede a intentar conocerlo, ha de consultársele a ella primero si ve con buenos ojos tal aproximación.

2)      Odín es un personaje que no puede clasificarme como bueno, o malo. Él se ubica en un espectro gris, totalmente amoral, lo que puede tornar la experiencia con él sumamente impredecible.

3)   Odín es posiblemente uno de los más complejos y humanos de todos los AEsir, sumamente inteligente e igualmente peligroso a causa de ello.

4)      Odín piensa una cosa, dice otra y realiza otra totalmente diferente.

5)      Las posibilidades de morir en forma trágica es su sello indiscutible. En la antigüedad, los guerreros más destacados que llegaban a viejos debían tener una muerte digna para poder acceder al Valhalla, y el propio Ancestro es quien se encargaba de provocar dicha muerte, para hacerlo merecedor de estar en sus estancias.

6)  Está dispuesto a todo con tal de seguir acumulando conocimiento y poder. Muestra de ello se puede citar en dos sucesos: cuando entregó su ojo a cambio de poder beber del pozo de Mimir para obtener todo el conocimiento del pasado y el presente; y cuando se colgó 9 días y 9 noches del Yggdrasil, atravesado con su lanza, "ofrendadome a mí mismo" para de esa forma obtener el conocimiento de las runas.

Sin embargo, y pese a estas advertencias, Odín como arquetipo es sumamente interesante para abordar en la práctica, aunque siempre con las reticencias necesarias a la hora de abordar en la forma más segura el acercamiento a él.

Lo primero y principal es preguntarse, “¿por qué quiero conocerlo?”, cuando sabemos lo necesario de él:

-   Es el Jefe de las tribus AEsir y consiguientemente, enemigo declarado de las tribus Gigantes.

-       Tiene predilección por la gente astuta e inteligente. Ser un buen guerrero es un requisito importante, sí, pero a lo largo de todo su desarrollo como entidad, se puede comprobar que favorece a determinados tipos de personas: las élites.

-          Odín es el Patrón de los gobernantes, de los conquistadores. De aquellos que mejor se desenvuelven en la guerra del “todos contra todos”. Favorece especialmente a quienes no desprecian el Juego de poder.

-          Puede tener predilección inclusive por los forajidos, o aquellos que van contra el Orden establecido, cosa curiosa de notar, pero así es.

-          Afirmar que se entiende su pensamiento, por más seguros de que estemos, puede ser un error grave. 

     Odín como tal es sabio, pero también un estratega sumamente egoísta que no suele estar dispuesto a compartir su conocimiento con nadie más que consigo mismo.

-          Podríamos resumir su esencia en la necesidad de obtener más poder, más conocimiento y su obsesión por romper los propios límites que el Destino le tiene preparado.

La necesidad de llevar a los más grandes guerreros al Valhalla, radica en el acontecimiento más discutido en los círculos paganos de la actualidad, el Ragnarokr u Ocaso de los Dioses, donde tanto las tribus AEsir como los Gigantes encontrarán su final en una batalla que culminará con el triunfo de las fuerzas naturales motoras del cambio (representado por los Gigantes y Helheim) frente al orden estático de la civilización (representado por los AEsir).

Se discute su carácter de “Fin de los Tiempos” porque la interpretación cristiana de Bien vs Mal ha manchado a muchos de los círculos paganos modernos, considerando a las fuerzas motoras del Caos como inherentemente malignas y a los Ancestros como los buenos de la historia. Un repaso a los mitos que les dan vida basta para comprobar que esto no es ni remotamente cercano.

Entender el Ragnarokr como batalla del bien vs mal es un ejercicio inútil. Por eso, algunos círculos lo interpretan más como un “renacimiento” circular que no es más que una interpretación de los ciclos de la naturaleza: nacimiento, desarrollo, decadencia, y muerte, en la que el ciclo siempre vuelve a empezar.

Entonces, Odín como fuerza de la naturaleza con entendimiento humano, necesita rodearse de guerreros para enfrentar mejor preparado a su Destino, algo que siempre ha intentado esquivar: perecer bajo las fauces del Gran Lobo, Fenrir. Él sabe que está destinado a ser derrotado en combate singular contra una fuerza motora del Caos, que en perspectiva, no es más que la otra cara de sí mismo: la ambición y el ego que no conoce límites y, de haberlos, intenta superarlos a toda costa para reafirmarse a sí mismo como ser viviente.



Para apoyar ésta afirmación alegórica, repasemos algunos puntos:
-       
     Odín como tal es ego puro, donde lo primero en el orden de prioridades que existe es él, luego él y por último, él.

      Los lobos son animales sagrados para ésta entidad.

    Fenrir es un lobo que, a medida que se alimentaba, se volvía más grande e indomable, llegando a alcanzar en el Ragnarokr una altura tal que sus mandíbulas abiertas cubren o cubrirían el espacio entre el cielo y la tierra.

Odín está atrapado, al igual que Fenrir encadenado por un lazo irrompible, por el único límite que no puede vencer: su propia naturaleza, que le lleva a intentar saciar un apetito de poder y conocimientos a los cuales él mismo es incapaz de ponerle un alto. Por eso al final, fue, es y será devorado por sí mismo, o mejor dicho, por su contraparte salvaje, la representación bestial y caótica de todo lo que él es.

Odín es el más peligroso de los AEsir no tanto por su fuerza o inteligencia, dos cosas que le sobran. Es el más peligroso porque representa la ambición humana desmedida, aquella que se sabe cómo tal y que sin embargo, no puede escapar de lo que es.


Encontrarnos con él creo que es tarea necesaria para cualquier m
ago/a que transite los caminos de Hel, de los Gigantes o de los propios AEsir, para comprender no sólo la naturaleza de la entidad, sino la de nosotros mismos.

Dicen que la curiosidad mató al gato. Y es probable que, dada mi desmedida curiosidad, ambición y necesidad de tener conocimiento eso me termine pasando, pero al menos, el gato murió sabiendo.

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