Hela, la reina de los nueve mundos (primera parte)
Hay una constante muy marcada en la
mayoría de las tradiciones paganas y sus consiguientes ramificaciones modernas
que intentan reconstruir los cultos pre-cristianos: el tipo de relación que se
establece con determinadas entidades al interior del mismo culto.
Un ejemplo de esto es, yendo por el
lado de la religión del Antiguo Egipto, con Sutek (Seth, en griego) que es el Nejter
(dios) de la guerra, los desiertos y el caos. Quienes conocemos su historia por
primera vez, o al menos, la más renombrada (donde asesina a su hermano Osiris)
nos llega con un mensaje: Sutek es un ser maligno.
Nuestra cultura occidental,
fuertemente influenciada o, mejor dicho, sustentada por la ideología religiosa
dominante y su sistema de valores, el cristianismo, ha tendido a reinterpretar
muchos de estos mitos en base a sus propios cánones morales. Así, para la
mentalidad occidental “común”, Sutek es una suerte de Caín egipcio.
Mejor suerte no ha corrido la
entidad que da nombre a esta entrada, ni tampoco su padre, Loki. A ellos les
dedicaré una entrada propia a su debido momento. Ahora, nos centraremos en Hela
(En nórdico antiguo, Hel).
Para tener una aproximación no tan
viciada por los cánones con el que se nos ha hecho ver a las entidades oscuras,
es necesario realizar un análisis que permita aclarar algunos puntos
esenciales:
1) Los pueblos
nórdicos europeos no usaban la palabra “deidad” ni se referían a los AEsir y
demás entidades como “dioses”. Esto es una transliteración cristiana que, de la
misma forma ocurre con la palabra Nejter, tiene una carga específica para
universalizar la “naturaleza” de estas entidades y la equipara con el Dios
cristiano, quitándoles la carga cultural y geográfica que tiene el verdadero
título de las entidades para la gente que les rendía culto.
Nótese que el
único dios verdadero para el cristianismo es YWVH/Jehová, quien se encuentra
por fuera de toda la creación dado que ésta, en efecto, deriva de él y es por
ello que recibe ese título supremo y en mayúscula. Los demás, los “dioses” son
falsos, incompletos por tener atributos específicos de la naturaleza, se
convierten entonces en ídolos.
Por ello es
necesario aclarar qué son las entidades nórdicas, así como cualquiera otra con
la que se quiera tener un contacto más cercano, o por el simple hecho de
estudiarlas para comprender la esencia de lo que representan.
Los
nórdicos tenían términos específicos para las entidades, agrupándose en TRIBUS
de mayor importancia (hay otras más, pero que no viene al caso mencionarlas en este
momento): AEsir, Vanir y Gigantes (Denominados globalmente como Thurs).
Es
necesario remarcar algo muy importante aquí: la agrupación dentro de una u otra
tribu no está solamente relacionado por la “raza” de cada entidad (de hecho, éste
parece ser un motivo de relevancia muy relativa) sino por la posición que
ocupan en el juego de poder que se da al interior de la mitología nórdica.
2) Esta
posición lleva a que las entidades se agrupen en dos grandes bandos:
-
La casta de los “dioses” está compuesta por los AEsir
(palabra que significa Ancestro) y los Vanir. La ubicación en una u otra tribu
es de acuerdo a los atributos que representen: política y guerra los primeros;
fertilidad y placer los segundos. En sí, ésta casta representa, principalmente,
los aspectos definitorios de la condición cultural humana y también los
aspectos más “benevolentes” de la naturaleza para con nuestras sociedades. Son
también, el orden y la estabilidad que necesitan las sociedades para subsistir.
-
La casta de los Gigantes, que podrían denominarse
Thurs -como término global- y Jotuns -para denominar a los procedentes de
Jotunheim-. Los gigantes se agrupan de acuerdo a su esencia elemental, de la
misma forma que el resto de los seres vivos (incluidos los AEsir y los seres
humanos): Hielo y Fuego. La primera esencia corresponde a los gigantes de
Jotunheim, mientras que la segunda a los de Muspelheim. Los gigantes entonces
corresponden a los aspectos más incontrolables y destructivos de la naturaleza.
Son el caos y el cambio como fuerza motora de la vida para que ésta siga
existiendo.
3) Los AEsir y
los Vanir tienen forma exclusivamente humana, aunque hay algunos con la
capacidad de adoptar otra apariencia (Odín es un maestro en este arte) para los
fines más variados. Los gigantes, en cambio, no son solamente humanoides.
Algunos pueden presentarse con formas de lo más grotescas y/o monstruosas (como
es el caso de Fenrir o Jormungarnd) o bellas (Como Skadi).
Desde una interpretación
sociológica, los mitos representan la forma en que estos pueblos no solamente
significaban y justificaban el orden político imperante con sus consiguientes
relaciones de poder, sino que además servían para darle una interpretación a
los ciclos naturales y las fuerzas elementales ante las que debían enfrentarse
cada día.
El medio ambiente en sí, puede ser
amable u hostil para la supervivencia de un pueblo en un contexto determinado. Pero
como tal, no se la puede clasificar como benigna o maligna por el solo hecho de
que forma parte de un proceso natural, preexistente a la especie humana y a los
cuales estamos irremediablemente atados. Ésta idea del destino sellado acompaña
las venturas y desventuras de todos los personajes que pueblan la rica mitología
nórdica, cuyas vidas eventualmente están atadas por una de las pocas entidades
que tiene un poder virtualmente absoluto sobre el destino de todos ellos: Hela.
Hela es una gigante nacida de la
unión de Loki y Angborda, ambos gigantes. Su nacimiento y el de sus hermanos
(Fenrir y Jormundgarn) fue mantenido en secreto a los AEsir hasta que éstos los
descubrieron. Alertados por una profecía que anunciaba que la trinidad del caos
traería la desgracia sobre sus cabezas, decidieron separarlos: La serpiente de
Midgard fue arrojada al más profundo abismo del mar, donde siguió creciendo
hasta que su cuerpo fue tan largo como para dar vuelta a la tierra entera y
morderse la cola; Fenrir, el gran lobo, fue llevado a Asgard para ser entrenado
como uno más de los animales de guerra de los AEsir, pero la criatura no
solamente fue más inteligente de lo que esperaban, sino que comenzó a volverse
incontrolable en tamaño y fuerza (debido a su herencia genética), lo que derivó
en que fuese encerrado con grilletes mágicos.
Hela no corrió mejor destino. La
joven era una abominación a los ojos de los AEsir porque su cuerpo estaba
parcialmente vivo y parcialmente muerto, en una dualidad perfecta y completa. Fue
arrojada entonces a Niflheim, el reino la niebla y el frío eternos. Odín, sin
embargo, le concedió algo insólito: el poder sobre las vidas de todos los seres
de los nueve mundos. Eso le transformó en un avatar de la Muerte. Y, a modo de
profecía autocumplida, los AEsir entregaron el destino de todos a la Muerte.
En ese lugar, Hela erigió su propio
reino: Helheim, el reino de las sombras. Irónicamente, el primer ocupante de su
palacio sería nada menos que el más amado de los hijos de Odín: Balder.
Al erigirse como avatar o
encarnación de la Muerte, Hela explotó al máximo todas sus habilidades y responsabilidades.
Teniendo uno de los poderes más grandes, tomó la decisión de mantener el
equilibrio del cosmos a como diese lugar: por ello, con el fin de preservar a
la naturaleza en sí, es que ella es la más inflexible de todas las entidades de
la mitología nórdica. Y por tanto, una de las más temidas, al punto de ser la única
capaz de hacer retroceder a todos los AEsir, sujetándolos a sus reglas.
Para entender más a Hela, es
menester aclarar cuáles son los reinos de la muerte, y por qué el poder de Hela
es virtual pero no totalmente absoluto:
-
Valhalla: Es el más glorioso de los destinos a los que
un pueblo que había hecho del pillaje, la piratería y la guerra su modo de
vida, podía aspirar. Es la fortaleza comandada por el Allfather, los soldados
que se dedicaban a Odín portaban el Valknut, lo que implicaba la promesa de
morir en batalla. Los preferidos morían en forma trágica, básicamente provocado
por el Anciano a fin de que solo los mejores pudieran acceder a su salón.
En la entrada dirigida a Odín se habló de la verdadera
necesidad que tiene él de entrenar a sus soldados para que se preparen para el
Ragnarok. La guerra entre las fuerzas de la civilización y del caos
eventualmente culminaría con la victoria de ésta última, pero las acciones de
los AEsir con los hijos de Loki terminarían por sellar sus destinos de forma
inevitable a modo de profecía autocumplida.
-
Vingólf: Regido por Freyja, allí iban la otra mitad de
los soldados que Odín descartaba. También entraban en su fortaleza los hombres
y mujeres virtuosos.
-
Fondo del océano: El reino de los mares está regido
por la diosa Ran, quien pesca a los ahogados con su red y los reclama para sí.
No hay mayor información al respecto sobre qué destino les espera a quienes
caen en sus manos. Posiblemente, la servidumbre eterna.
-
Helheim: En vista de que los mejores guerreros iban al
Valhalla (aún está en discusión si había presencia real de las llamadas
Shieldmaiden en el campo de batalla, las mujeres guerreras que por sus acciones
también se volverían dignas de entrar a Asgard una vez muertas, y posiblemente
convertidas en Valkiryas), sus hombres y mujeres virtuosos (nobleza) al Vingólf
y los ahogados eran reclamados por Ran, la escoria de la sociedad debía ir a
para a algún lugar una vez muertos.
Hela entonces recibe a lo peor de lo peor: asesinos, ladrones
y criminales de todo tipo, gigantes, algunos dioses, ancianos, enfermos,
campesinos, magos y gente “normal”. Esto es entendible si consideramos que las
tribus nórdicas eran altamente belicas y los AEsir, por tanto, igualmente
elitistas. Las personas que por tanto no eran consideradas dignas de tales
honores debían ir a un lugar adecuado.
El reino de Hela entonces es un
lugar sumamente aborrecible, y teniendo en cuenta que su regente tiene poder de
reclamo sobre un gran porcentaje de la población (si extrapolamos estos parámetros
a los tiempos modernos, Hela tendría el poder de reclamo sobre más del 90% de
la humanidad).
No todos los soldados son dignos
del Valhalla o del Vingólf. Esto es un error de interpretación gravísimo que
cometen muchos seguidores actuales del Odinísmo y los Asartrú. Otro error es la
tendencia a demonizar a los gigantes y a la propia Hela debido a su naturaleza
y el papel necesario que ocupa en el esquema de las cosas (leí en alguna
ocasión que eran el equivalente a demonios… ¡en una página Asartrú!).
Hela recibe a la mayor parte de las
personas que mueren por el simple motivo de que son indignas de sentarse junto
a los grandes Ancestros. Esta identificación de Hela con los parias, los
desclasados y demás gente que a los ojos de la ideología dominante ha ayudado
en gran medida a la imagen negativa que se tiene de la entidad.
Ella tiene la obligación de cuidar
y proteger a todos los que llegan a su reino, es cierto. Como una paria entre
los AEsir, ella puede atender a las parias de una sociedad guerrera. Pero eso
no implica que ella sea alguien condescendiente. Por eso, su reino está
equipado con secciones donde se envía a las personas dependiendo de sus acciones
en vida. Esto es algo que he podido comprobar en mis viajes y experiencias con
esta entidad.
Nifelhel, es la parte más oscura y
terrible, donde van a parar todos los criminales. Ellos se encuentran con el
dragón Niddhogg y su destino es funesto. Ellos ven el lado muerto y más
terrible de Hela.
El salón de las sombras es la parte
que más podría asemejarse a la calma y quietud de un cementerio. Allí van a
parar las personas que en vida han sufrido demasiado, siendo “limpiadas” de
emociones y encontrando un lugar de reposo donde pueden sanarse a sí mismas. Hela
se encarga de sus cuidados, ofreciéndoles paz.
Y un tercer lugar es el más “alegre”,
donde los muertos comparten la mesa junto a Hela, pudiendo comer y disfrutar de
otros placeres cuando están lo suficientemente “sanos” para ello, es decir,
cuando el proceso de purga se completó.
No suena tan mal, ¿eh? Tal vez a
los ojos de los pueblos nórdicos esto era el equivalente a la peor deshonra,
porque los muertos de Helheim no tienen “nombre” que sea recordado en canciones
porque sencillamente no han hecho proezas heroicas que lo ameriten. De hecho,
dados éstos antecedentes, no es posible rastrear un culto a Hela o a los
Gigantes en general. Es fácil suponer que esto estaba hasta prohibido.
En la actualidad es posible hallar
grupos o individuos paganos que, así como los Odinistas y los Asartrú reavivan
el culto a los Ancestros de la Guerra, reivindiquen el culto a los gigantes. A ellos
se les denomina, extraoficialmente, hijos de Hel. Este servidor se incluye como
uno.
Esta corriente mágico-religiosa a
las fuerzas motoras del caos y la creación, es sin embargo marginal a los
cultos actuales, debido principalmente a su carácter antagónico.
La reconstrucción de un culto
prohibido en tiempos antiguos, y por tanto, sumamente marginal en el presente,
supone no pocos problemas. En primer lugar, es la búsqueda de una base
histórica en el cual anclarlo. Se puede suponer que los llamados Seird, los
magos (hombres afeminados) hayan podido tener contacto con las fuerzas del
caos, de la misma forma en que los “magos negros” lo hacen con entidades
oscuras.
En segundo lugar, es la entrada de
ideologías nefastas como el nazismo que contamino o tergiversó el significado
de muchos símbolos de la tradición, propios o ajenos.
Tercero y no menos importante, es
el aislamiento que producto respectos a otros paganos el decir “yo rindo culto
a Hela/los Gigantes”.
Pese a ello, la falta de bases
históricas firmes tiene una ventaja que tal vez no sea tan bien vista por otros
grupos paganos: el tomar elementos y técnicas de otros cultos que permitan el
mejoramiento de la relación con Madre. Aludo a dos razones:
-
Quienes se acercan a Hela experimentan un cambio
notable y sumamente palpable en sus vidas. Las personas que me conocen antes y
después de esto pueden dar fe de ello.
-
Quienes mantienen una relación más prolongada, son o
se vuelven ocultistas y, en este mundo, el recibir nuevas técnicas es una
herramienta muy útil para acceder a los secretos y sabiduría que Hela oculta,
que en más de un aspecto es superior al que tiene Odín (o que se pueda obtener
de él, asumiendo que quiera compartirlo).
Hasta aquí llegaré con el
desarrollo contextual para poder entender a Hela. En la siguiente entrada
hablaré concretamente de ella, sus características concretas, formas de
rendirle culto y cómo opera a nivel mágico.
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